Ansiedad social. El miedo a interactuar socialmente

 

Félix Marabel Martínez. Psicólogo de MEDIAPSI Psicología y Mediación

 

La ansiedad social, también conocida como fobia social, es una alteración psicológica consistente en sentir miedo o ansiedad intensa ante una o varias situaciones sociales en las que la persona se encuentra expuesta al posible examen de los demás, como puede ser intervenir en clase respondiendo una pregunta, hablar ante la dependienta de una tienda, dar una charla en público o realizar actividades sencillas delante de otras personas, como comer o beber.

 

Photo by  Sacramenia on Flickr /  https://www.flickr.com/photos/71371849@N05/ CC BY-SA 4.0 https://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/deed.es
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Quien padece ansiedad social teme ser evaluado negativamente por otras personas, se siente avergonzado, humillado o rechazado, o le preocupa ofender a otros.

 

El temor experimentado en situaciones sociales es tan fuerte que la persona considera que se encuentra fuera de su capacidad de control, circunstancia que puede dar lugar a que evite las situaciones temidas, faltando al trabajo, no asistiendo a la escuela o dejando de hacer cosas cotidianas, como hacer la compra.

 

Aunque el comportamiento más frecuente frente a las situaciones sociales temidas es la evitación, las mismas pueden no evitarse y ser resistidas, causando un intenso malestar o ansiedad, que pueden incluso tomar la forma de una crisis de angustia: palpitaciones, golpeteo del corazón o aceleración de la frecuencia cardíaca, sudoración, sensación de dificultad para respirar o asfixia, sensación de ahogo, sensación de calor, mareo, aturdimiento, desmayo...

 

Photo by Jan Genge on Unsplash

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Las personas con fobia social pueden preocuparse por las situaciones temidas con una antelación de días o semanas antes de que ocurran. Pudiendo evitar o dejar de asistir a lugares o eventos donde creen que podrían tener que hacer algo que les haga sentir mal o le avergüence.

 

El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, en su última versión (DSM-5), considera que existe un trastorno de ansiedad social, cuando la ansiedad o el miedo son desproporcionados a la amenaza real que plantea la situación social y tiene un carácter persistente (duración de al menos seis meses o menos en caso de niños), que interfiere en el funcionamiento normal de la persona (trabajo, escuela, relaciones sociales, rutina diaria...).

 

Añade además que el miedo, la ansiedad o la evitación, no se deben a los efectos fisiológicos de una sustancia, ni a otra psicopatología, ni se explican mejor por la presencia de una enfermedad física.

 

En Europa, un 2,3% de la población presenta un trastorno de ansiedad social, encontrándose cifras mayores de esta alteración en mujeres que en hombres.

 

La fobia social puede iniciarse de manera lenta y progresiva, surgiendo desde la infancia o la adolescencia, con una historia personal de timidez o inhibición social, o bien puede aparecer de manera brusca, después de una experiencia personal estresante o humillante, como puede ser el “quedarse en blanco” durante una intervención en público.

 

 

¿Cómo se manifiesta el trastorno de ansiedad social?

 

Los signos y síntomas propios de la fobia social se agrupan en tres niveles o sistemas de respuesta: físico, cognitivo y conductual:

 

1.- Síntomas físicos: rubor (es la respuesta física característica de la fobia social), taquicardia, palpitaciones, sudoración, sensación de calor o de frío, boca seca, dificultades para tragar, sensación de ahogo o falta de aire, molestias gastrointestinales, tensión muscular, deseo urgente de orinar, descomposición intestinal...

 

2.- Síntomas cognitivos y emocionales: preocupación por ser observado, por manifestar signos de ansiedad, miedo a ser valorado negativamente, criticado o rechazado por los demás, temor a tener un ataque de pánico, pensamientos negativos en los que sobrevalora la situación social o infravalora su capacidad para hacer frente a la misma (ej. “me voy a quedar bloqueado” "voy a hacer el ridículo”, “no voy a saber o no voy a poder actuar”, etc.), dificultades para pensar o concentrarse....

 

3.- Síntomas conductuales. La conducta de afrontamiento más frecuente ante el miedo intenso es la evitación de las situaciones temidas. También pueden aparecer comportamientos mediante los que la persona con fobia social se protege tratando de reducir o suprimir la ansiedad como por ejemplo: pedir a otros que hagan algo por el o ella, tomar alcohol o ansiolíticos, evitar el contacto ocular, esconder las manos o meterlas en los bolsillos, evitar hablar con los demás; hablar poco o hablar ininterrumpidamente para evitar silencios...

 

 

Consecuencias del trastorno de ansiedad social

 

Si no se afronta de manera adecuada, la fobia social puede llegar a controlar la vida de la persona que padece esta alteración. La ansiedad o la evitación pueden interferir en el estudio, el trabajo, las relaciones sociales o en la capacidad de disfrutar la vida. El trastorno de ansiedad social puede producir:

 

  • Alteración del bienestar.
  • Afectación de la calidad de vida.
  • Baja autoestima.
  • Dependencia de otras personas para que le ayuden en situaciones de interacción social.
  • Problemas para tomar decisiones.
  • Hipersensibilidad a las críticas.
  • Habilidades sociales deficientes.
  • Dificultades para actuar de modo asertivo.
  • Comportamiento excesivamente sumiso.
  • Dificultades en las relaciones sociales.
  • Aislamiento social.
  • Fracaso escolar, abandono de los estudios o resultados académicos pobres.
  • Dificultades para encontrar un trabajo, problemas laborales, productividad pobre, pérdida de oportunidades profesionales o despido.
  • Dificultades para encontrar pareja, para casarse o para crear una familia.
  • Consumo excesivo de alcohol u otras sustancias adictivas.
  • Intentos de suicidio o suicidio.
Photo by Maksym Kaharlytskyi on Unsplash

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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La ansiedad social a menudo suele presentarse junto con otras psicopatologías, como pueden ser otros trastornos de ansiedad, con el trastorno depresivo mayor y con trastornos por consumo de sustancias, así como con el trastorno dismórfico corporal o con el trastorno bipolar.

 

 

Tratamiento de la ansiedad social

 

Según señala el DSM 5, aproximadamente el 30% de las personas con trastorno de ansiedad social experimenta remisión de los síntomas en 1 año, y en torno al 50% lo hace en unos pocos años. Al rededor del 60% de las personas que no reciben un tratamiento específico para la fobia social, la duración del trastorno es larga o la alteración se ha cronificado.           

  

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Los tipos de tratamiento más frecuentemente utilizados para el abordaje de la fobia social son la psicoterapia y el uso de medicamentos, o bien la combinación de ambos, es decir, terapia psicológica y psicofármacos.

 

La terapia cognitivo conductual ha demostrado ser la psicoterapia de mayor eficacia en el tratamiento específico de fobia social, e incluye un conjunto de técnicas que mejoran los síntomas de las personas que padecen este trastorno, entre las que destacan las siguientes:

  

  • Psicoeducación: El objetivo es informar y educar a quien presenta esta alteración, sobre la ansiedad en general y la fobia social en particular. Es importante que conozca realmente qué es lo que está experimentando, circunstancia que le ayudará a preparar las siguientes pasos del proceso terapéutico, así como a reducir el sufrimiento.
  • Técnicas de relajación Se trata de un componente casi imprescindible en cualquier intervención para los trastornos de ansiedad. Existen diversas técnicas, cada una de las cuales puede ser aplicada considerando las características del problema y las del paciente.

  • Técnicas de exposición a situaciones temidas. Puede realizarse mediante exposición programada a situaciones simuladas y/o mediante exposición en vivo (generalmente de manera gradual, de menor a mayor nivel de ansiedad).

  • Modelamiento Es muy útil para complementar a las técnicas de exposición; está basado en las teorías del aprendizaje por modelado. El modelo realiza determinadas conductas y el observador aprende éstas por observación.

  • Reestructuración cognitiva. Dirigida a ejercer un adecuado autocontrol sobre los pensamientos desadaptativos, antes y después de la exposición a las situaciones sociales temidas. Se identifican y analizan las cogniciones específicas relacionadas con las respuestas de ansiedad, para posteriormente cuestionar y finalmente modificar aquellos supuestos inadecuados, por unos más adaptativos para el paciente.
  • Entrenamiento en habilidades sociales y en asertividad.  Teniendo en cuenta que la falta de habilidades sociales provoca aún más inseguridad, estas técnicas están dirigidas al aprendizaje de nuevos recursos eficaces para la interacción social, así como a recuperar aquellos de los que la persona con fobia social ya dispone, pero que están bloqueados o inhibidos (control de la inhibición). 

 

Con carácter general, la psicoterapia está dirigida además de a reducir la ansiedad y otras alteraciones que puedan acompañarla, a que el paciente aprenda a gestionar sus pensamientos negativos respecto a las situaciones sociales temidas, y sobre sus propios recursos para hacerlas frente, y que adquiera las habilidades personales necesarias para afrontar con garantías y seguridad las diferentes interacciones sociales propias de su vida cotidiana.

 

El tratamiento farmacológico puede ser muy efectivo para mitigar los síntomas de ansiedad, aunque en realidad no cura el trastorno. Entre los medicamentos que han probado ser efectivos en el abordaje de la ansiedad social están los antidepresivos, los ansiolíticos y los betabloqueadores o betabloqueantes. En todo caso, hay que tener en cuenta que el uso de fármacos se ha de efectuar siempre bajo prescripción y control médico.